Nabusimake es el pueblo sagrado de los Arhuacos y su nombre traduce: Tierra donde nace el sol, así que decidí ir a comprobarlo con mis propios ojos.
Me uní a un grupo de fotógrafos de Barranquilla, desde donde salimos hacia el departamento del Cesar, rumbo a la Sierra Nevada.
Llegamos a un pueblo pintoresco y silencioso llamado Pueblo Bello. Allí hicimos trasbordo del bus a unas camionetas 4 x 4. Cuando nos dijeron que solo subían este tipo de carros, me imaginé el trayecto que tendríamos por delante.
El joven y tranquilo conductor manejaba la camioneta con una mano y con su otro brazo apoyado en la ventanilla, iniciando el asenso de la montaña por una ruta que imagino fue demarcada por los caballos y mulas y con el tiempo se abrió paso para los carros. Era evidente que no tenia intervención de maquinaria alguna.
Un paisaje contrastante de tierra rojiza, con textura de barro y con una cubierta de pasto verde., hacia este camino interesante; pero la lluvia no se hizo esperar, así que llegó para acompañarnos en el trayecto, transformándolo de interesante, a estar montados en un vagón de la mas extrema montaña rusa y aunque para el conductor esto era normal, para nosotros fueron largos minutos de gritos acompañados de risa nerviosa, al punto de pensar que era mi último día de vida mientras la camioneta zigzagueaba montaña abajo, sin control alguno.
Como todo, después de la tempestad llegó la calma y pasamos a un terreno firme, pero aún boscoso. Justo después de una curva pronunciada, como salido de un cuento, aparece una planicie, tierras verdes con caballos salvajes corriendo libres, sin apero, sin riendas, ovejas pastando, un riachuelo cristalino, construcciones con techos de paja, paredes de bahareque y puertas de madera natural. Estas casas sencillas, construidas a mano hacen realidad al pueblo de Nabusimake, cuentan una historia de años, y hacen parte de este entorno que además de la ya perfecta escena, tiene la sierra nevada de fondo.
Las casas para hospedar a los visitantes, están fuera del pueblo sagrado y habitadas también por Arhuacos, haciendo la estadía mas atractiva, ya que es la oportunidad para conocer mas acerca de ellos y de sus costumbres. Me acerque a la cocina y allí tenían en una esquina una mesa con bancas, así que mientras cocinaban, me senté allí para escuchar sus historias y aprender sobre los pagamentos, ofrendas y su cultura.
Para ingresar al pueblo, se requiere de un permiso especial del líder de la comunidad y ya que todos éramos fotógrafos nos prohibieron el uso de las cámaras. Las casas están delimitadas con un muro de piedra, alto, con el fin de restringir el acceso.
Mis primeros pasos en este lugar me confirmaron que estaba en un lugar sagrado, se me erizó la piel y sentí mucha emoción; desde pequeña he tenido una especial conexión con las culturas indígenas y ahora estaba allí, en el corazón de los Arhuacos. Era mas que increíble.
Caminamos las calles empedradas del pueblo en silencio, parecía desolado, hasta que escuché unas risitas. Eran niños escondidos detrás de las paredes grisáceas que se asomaban un poco por la ventana para vernos; tanto ellos como nosotros estábamos a la expectativa de estos encuentros.
Llegamos a la maloca donde estaban reunidos todos escuchando la palabra y al salir pasaban con su poporo en las manos, sus trajes blancos como iluminados, su cabello largo y oscuro y su expresión seria, tal vez sin entender que hacíamos ahí, o tal vez recordando el impacto que hemos generado quienes no nacimos allí, con la colonización y abuso de territorio.
Atravesamos el pueblo caminando lento y regresamos a nuestro hospedaje para pasar una noche acostados sobre el pasto y deleitándonos con el cielo estrellado.
Solo me quedaba esperar el amanecer. 6 de todas las personas que fuimos, partimos caminando a las 5 am para subir la montaña que teníamos en frente. Chaquetas, sacos, un palo largo de madera que serviría de apoyo, cámaras y todo listo! a iniciar la subida por la montaña. Caminar y caminar en la noche para ver la salida del sol.
Llegamos a la cima y una vez el sol fue saliendo, fue mostrando esa naturaleza que había alrededor de nosotros, sus rayos como alimento iban despertando todo y los árboles se fueron dejando ver en ese contraluz.
A medida que subía el sol, fue descubriendo el pueblo, completo, como una pintura, una obra de arte en el mas hermoso museo. Noté como todos salieron de sus casas a una plazoleta a recibir el sol, juntos, en comunidad se hicieron uno solo, con la sierra, con el verde, con el padre sol.
Era justo el momento en que la luz hace su entrada y literalmente se luce, en esa hora en la que el sol nos da ese color que hace que el naranja salte y predomine, dándole a estas casas otro tono, brillante, volviendo este pueblo aún más sagrado y entonces se va haciendo mágico verlo desde allá arriba y estar ahí presente. Recibí esa luz como nunca, como ninguna otra, porque estaba ahí donde ocurría un milagro: estaba naciendo el sol, dónde nace para todo el mundo, donde nace cada mañana. Nace allí, es cierto.
Qué grandeza y a la vez que sencillez hay en ese milagro que todos los días ocurre, pero que a veces se nos vuelve “paisaje”.
No necesitas estar en Nabusimake, mañana tendrás la oportunidad de verlo de una forma diferente, donde quiera que estés y con tus propios ojos.
Regresamos renovados, diferentes; es ahí cuando compruebo: Este lugar no solo dio a luz al sol. Este sí es un lugar sagrado!
Datos importantes:
Aeropuerto mas cercano: Valledupar
Distancia de Valledupar a Pueblo bello: 56.1 kms
Distancia de Pueblo bello a Nabusimake: 25 kms aproximadamente.
Altura: 2.000 m.s.n.m
Ingreso restringido