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La vida está llena de caminos y de opciones, algunas personas decidimos caminar solas por el mundo y otros toman la mano de alguien más para recorrerlo juntos.

Desde la comodidad del otro lado, en el que me encuentro disfrutando de una feliz soltería; me atrevo a ver desde la barrera como   tantos valientes se lanzan al ruedo y comparten su vida, su mundo y sus sueños con su pareja; dan el paso, deciden casarse, independiente de la religión o forma de ver la relación, el compartir el mundo con su pareja, ya genera un estado de compromiso.

Siempre para mis viajes, hago un estudio previo, investigo, averiguo, hablo con personas que ya hayan vivido ese lugar al que quiero ir, escucho todas las versiones y una vez tengo toda esta información armo mi plan y lo pongo en la mira para hacerlo realidad.  Así mismo he hecho toda una investigación informal sobre el matrimonio, que he construido en las conversaciones con amigos y amigas porque hay que tener las dos versiones, que además son ángulos diferentes; charlas informales que se dan entre noches de cervezas, tardes de cafés, reencuentros, paseos y demás;  es que a mi alrededor soy de las pocas que no sueñan con casarse y tener hijos; pero esto no detiene a mi espíritu aventurero, que quiere saber qué piensan los que ya están viviendo esta aventura de valientes.

Es ahí donde me doy cuenta que Amar es un viaje y una de sus tantas paradas importantes es el día de la boda, el día en el que se pasa de ser novios a empezar a usar esa palabra tan grande como lo es esposo o esposa; es un día que marca la historia y define una nueva ruta, una ruta en la que no quedan 2 huellas, ya quedan 4 y con el tiempo, puede ser que se necesite ampliar el camino para las pequeñas huellas que les acompañarán.

El día de la boda, es un día importante, un día como para mí, una viajera, como cuando toque por primera vez India,  lo veía tan lejano pero cuando estuve allí de pie solo quería seguir avanzando; un día lleno de emociones y confusión como el día en el que hice por primera vez paracaidismo, sin saber si sobreviviría, confié mi vida a la persona con la que me lanzaba de la avioneta a 10.000 pies de altura; un día  en el que cada foto o recuerdo, importa, porque se espera que solo sea 1 vez en la vida y para siempre;  así me pasa con algunos lugares que visito y sé que quiero una buena foto de recuerdo,  porque tal vez no vuelva a vivirlo,  un día en el que caminar hasta el altar puede hacerse eterno, como cuando caminé las montañas de la sierra nevada antes de la madrugada, en el intenso frio, pero no importaba porque sabía que en la cima me esperaba la salida del sol sobre el pueblo sagrado de los Arhuacos; el día de la boda es definitivamente un día mágico.

Así que para un día mágico; que mejor que lucir el vestido soñado, llegar a la boda como en los cuentos de hadas, ser el centro de atención y que cada paso en este día sea un destello de alegría y felicidad; que mejor que el primer brindis sea en el coche que lleva a los esposos hasta el lugar de la celebración; que mejor que hacer de este día el más importante; porque el amor es lo único que se respira, porque después de que bajen del coche inicia su viaje juntos; porque amar es un viaje.

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BI HIGUERA VIAJERA

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