¿Cuál es el valor de una sonrisa? Estoy sorprendida por todo lo que una sonrisa pude lograr y es algo tan natural, que está al alcance de todos y que además no cuesta nada; pero con ese simple gesto toda una historia puede cambiar.
Mi nuevo lema es que mi oficina es el mundo, así que dejé de estar encerrada entre cuatro paredes para descubrir lugares diferentes, paisajes inspiradores, personas que no conozco, mundos nuevos, historias sencillas y personajes únicos; mientras hago lo que más amo hacer y lo que ya para mí no es trabajo.
Así, en uno de esos días soleados en Manizales, llegué a una oficina que me ofrece todas estas posibilidades al aire libre: Un café en el cable. Los días soleados se hicieron seguidos; así que se me hizo más frecuente ir a este lugar a trabajar y por lo visto a muchas personas más, porque ya no encontraba mesa disponible fácilmente.
Cuando me disponía a cambiar de lugar, me encontré con uno de los empleados de este lugar, quien estaba organizando las sillas.
Me acerqué:
– Hola, cómo estás? Estoy buscando una mesa donde me dé el solecito y que tenga donde conectar el computador. ¡Tengo muchas exigencias! – Le dije riéndome.
– Te recomiendo me avises por favor, si desocupan una así. – Agregué sumándole una sonrisa.
– Claro con gusto. Ya mismo le ayudo – Me respondió devolviendo la sonrisa y con una gran actitud de servicio.
– ¿Cómo te llamas? – Le pregunté mientras le miraba a los ojos, donde vi un mundo lleno de nobleza.
– Julián y estoy para ayudarle – Me dijo.
Me instalé provisionalmente en una mesa sin sol, pero ya Julián me había iluminado con su buena energía.
– Que caballero, cuanta nobleza en su mirada, se nota que hace su trabajo con tanto amor; pensaba.- Y empecé mi día laboral.
A los pocos minutos, volvió Julián.
– Disculpe la interrumpo. Hay un espacio con sol, al lado del toma de luz. Si desea le puedo pasar esta mesa para allá, con mucho gusto.
– ¿Cuánto tiempo llevas trabajando aquí Julián? – Le pregunté.
– 9 años – Respondió
– ¿Cómoooo? ¿9 años? ¿Y yo por qué nunca lo había visto Julián? – Le respondí con más preguntas y asombrada.
¡Wow! pensé. Tanto que vengo a este sitio y ¿Cómo es posible que no lo había visto?
– ¿Cuántas personas mágicas estaré pasando por alto en mi día a día? – Reflexioné.
Al siguiente día regresé y lo primero que busqué antes que la mesa, el sol o el café; fue a Julián. Esta vez me fui directo hacía él, sonriendo, con un saludo entusiasta y de admiración.
– Hola Julián. Buenos días. ¿Cómo amaneció hoy?
– Muy bien, si señora (aún no entiendo lo de señora, ja ja ja) – de nuevo, respondiendo con su inigualable nobleza.
– Aquí hay una mesa como a usted le gusta. Ya se la organizo.- Afirmó.
Julián la tenía lista para mí, aún sin saber si yo iba a ir.
Así cada uno de estos días de sol manizaleño, he ido a trabajar a este lugar y mi prioridad ya no es la mesa, la conexión o el café. Mi prioridad es saludar a Julián, sonreírle, saber cómo está, escucharle alguna historia de su día, aprender de su nobleza, de su siempre y radiante actitud.
Mi prioridad es sonreír con quien se acerque y cambiar aunque sea por un momento el que alguien pase desapercibido, por el compartir unos minutos con sonrisas.
Así empezó esta historia y por una semana más, otras cuantas que se derivaron de otra simple sonrisa, una gratis, que en dinero no vale nada, pero que en lo que imprime en mis días vale toda una fortuna.
Historias que te estaré contando para que tú también te contagies de sonreír.
Entonces … Una simple sonrisa es Invaluable.
4 comentarios
Me encanta ver tus historias! Sueños hechos realidad!
Me encanta espectacular 👍🥰♥️💋todo lo que escribes este artículo en particular lo disfrute mucho. Bibi un fuerte abrazo
Doña Bibiana buenas noches que experiencias tan chéveres. Ya me contagié. Un abrazo
Reír es la mejor terapia para estar feliz y joven jajajaja
Un abrazo 🤗
Saludos a Julián