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Fui empresaria 2 veces, con empresas que me llevaron a la quiebra por no tener una estrategia clara y por no comunicar adecuadamente a los clientes el mensaje con palabras e imágenes.
Sin importar el tiempo que dedicaba y los años que llevaba en el mercado, la única solución fue cerrar las puertas de estas empresas en las que tenia oficina física, personal contratado y cumplíamos un horario estricto.
Al perderlo todo me sentí devastada. Aún así pude levantarme e iniciar de nuevo. Me encontraba más fuerte por todo lo que había aprendido en estas lecciones de vida.
Después de estas dos pérdidas, decidí emplearme para recuperarme financieramente y a medida que pudiera invertir en lo que realmente hacia latir mi corazón: El sueño de viajar por el mundo.
Este sueño me ha llevado a conocer diversos países y culturas, vivir experiencias inolvidables, hospedarme en hoteles 5 estrellas, en hostales o en carpas bajo un cielo inundado de estrellas y disfrutarlo igual, intercambiar conocimiento, retarme y lo más importante: vencer mis propios miedos.
Tomé el sueño de estar viajando como un hobbie y fui adecuando mi vida para hacerlo realidad. Así encontré otra pasión: La fotografía. No dejaba de sorprenderme con lo que mis ojos veían y escribirlo no era suficiente, quería que quien leyera pudiera transportarse a esa imagen que yo tenía enfrente.
Un día con mi computadora llena de fotos de todos los viajes por el mundo, mis redes con escritos sobre estas aventuras y el estrés a tope por el trabajo que tenia, con horarios de trabajo extensos que terminaban por consumir toda mi energía; me armé de valor e hice mi primer texto persuasivo escribiéndole al director de un periódico para que me contratara como reportera gráfica de viajes. A los 2 días siguientes tenía la fórmula mágica hecha realidad: Viajar + escribir + tomar fotos, así el resultado fue = hacer lo que amo.
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Mientras viajaba no solo descubría lugares, me descubría a mi misma.
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Con el tiempo fui descubriendo que a esto me quería dedicar el resto de mi vida y que lo podría hacer aunque no me pagaran. Cada día lo hacía con más pasión y tener ese periódico en mis manos, con mis reportajes impresos, era más emocionante que cualquier cantidad de dinero que pudiera recibir y lo mejor de todo es que esto lo podía hacer desde cualquier lugar del mundo.
Mientras viajaba, conocía personas, lugares, tomaba fotos, me divertía y después desde el hotel, en la playa, en un café, en un lobby, en el aeropuerto o en cualquier lugar, sin importar donde estuviera; simplemente abría mi computador, escribía y con un simple botón de enviar, todo estaba del otro lado listo para ser impreso.
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Sin pensarlo ni conocer mucho del tema, me convertí en una NÓMADA DIGITAL.
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Ahora tenía claro lo que quería hacer pero me faltaba darle forma para poder mostrarlo al mundo.
Así llegué a la Escuela Nómada Digital, donde me puede formar para estructurar mis ideas y hacerlas realidad.
Durante el tiempo que estudié en la escuela conocí el mundo del copywriting y ahora mi trabajo ya no es trabajo porque me divierto tanto haciendo esta magia con las palabras y las imágenes desde cualquier lugar del mundo que el resultado es que estoy viviendo mi sueño.
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Solo hay que tomar acción y dar el primer paso con un clic aquí
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